La estatua de San Bartolomé en el Duomo de Milán, creada por Marco d’Agrate en 1562, muestra al apóstol desollado sosteniendo su piel, lo cual suele sorprender a los visitantes.
La obra representa de manera realista el martirio de Bartolomé, quien fue desollado vivo como castigo por convertir a la gente al cristianismo durante su misión en la India.
San Bartolomé fue uno de los apóstoles de Cristo que sufrió una espantosa muerte. Según la Leyenda Dorada del siglo XIII, él convirtió al rey Polemio al cristianismo, lo cual enfureció al hermano del rey, quien ordenó el terrible castigo para el apóstol.
Las representaciones artísticas de San Bartolomé a menudo muestran al santo sosteniendo su propia piel, y algunas incluyen su cabeza desprendida.
A lo largo de los siglos, los artistas han utilizado estas imágenes para ilustrar el sufrimiento y la devoción de los mártires cristianos, cuyo martirio era considerado una insignia de honor.

Sin embargo, existen desacuerdos en las fuentes históricas sobre el martirio de Bartolomé. Mientras que la Leyenda Dorada relata su desollamiento en la India, otras fuentes afirman que murió por crucifixión al revés o incluso decapitación en otros lugares.
El autor de la Leyenda Dorada, Jacobus, intentó conciliar estos relatos, afirmando que a Bartolomé le quitaron el crucifijo para ser desollado y luego decapitado.
A pesar de las discrepancias en las fuentes, la mayoría de las representaciones se centran en el desollamiento del santo.

Miguel Ángel incluyó un autorretrato en su representación de San Bartolomé en el Juicio Final. El artista pintó el rostro desollado del santo con sus propias facciones, lo cual ha sido interpretado como una metáfora trágica del alma de Miguel Ángel.
Curiosamente, algunas imágenes muestran a Bartolomé predicando después de ser desollado. Según un texto del siglo XVIII, el apóstol continuó predicando sobre el Señor después de perder la piel, y muchos se convirtieron al cristianismo al presenciar este milagro.
La estatua de San Bartolomé en Milán sigue siendo un poderoso recordatorio del sufrimiento y la devoción de los mártires cristianos, y ofrece una perspectiva única sobre la historia del arte y la religión.